Había una vez un niño que vivía en una casa muy grande. Sus padres tenían mucho dinero y le encantaba mucho las frutas. Todos los días iba y se comía una frutica.
Un día cuando salió de su casa y fue a pasear, alguien le robó unas de sus frutas. Él tenía contadas todas sus frutas para que nadie se las comiera, cuando regresó vio que le faltaban frutas, se dio cuenta que alguien le había robado las mejores frutas.
Él se puso furioso y le preguntó a los sirvientes, cocineros y aseadoras, quien se había comido unas de sus frutas, preguntó a sus padres si habían sido ellos.
Y ellos le respondieron -No-. y le dijeron: -Hijo, siembra más árboles frutales si es lo que quieres- a lo que el niño respondió: -Yo solo quiero saber quién se comió mis frutas, porque yo quiero esas frutas-.
El niño preguntó a su jardinero si el por equivocación había cogido sus frutas. Este le respondió que no, el niño pensó "-Voy a hacer una trampa para el que se la robó sea persona o animal.-
Entrada la noche solo miraba la trampa y depronto vio que su conejito Rabito tocó la trampa y cayó en ella. Corriendo fue donde el conejito para sacarlo.
Entonces vio que estaba muy flaco y que además su conejito tenía familia y le regalo todas sus frutas y al niño no le importó porque sembraría más árboles frutales. Y finalmente dijo a su conejito que cuando quisiera coger más de sus frutas lo hiciera.
Luz Estela Alvarez Hernández
Grado 7-7
Año 2010
Clase de Informática.
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